miércoles, 23 de septiembre de 2009

Buscando América.

"Anoche escuché varias explosiones, putum patan,putum,petem" cantaba el Sargento García en un bar que parecía un parqueadero remodelado, cerca la universidad externado. El dj, escondido en un cúbiculo perdido, dejaba que ese cover de Ruben Blades retumbara en nuestros corazones. Alguien que conozco habia decidido esa noche que todos debíamos oirlo.  Se acercó a mi y me dió un abrazo y cantamos juntos como si nos uniera algo más que nuestro trabajo compartido, como si quisiera entenderme y cantando me estuviera diciendo que ahí está, conmigo.


Yo debería tener seis años. A mi papá le gustaba la salsa, a mi mamá la música llanera. En una cajita guardabamos los cassettes que habían en la casa. No teniamos acetatos, curioso asunto aquél. Yo a veces me sentaba frente a esa caja a buscar algo que me pudiera gustar, pero pocas veces lo encontraba. Lo mio, gracias a los amigos jipis de ella eran los beatles, generalmente en cassetes piratas que vendian en las calles del centro y que llegaban a mis manos como pequeños regalitos de algo que sonaba tan bonito pero que al mismo tiempo era incomprensible.

"que alguien me diga si ha visto a mi esposo", decia mi mamá una mañana cualquiera en la que el miedo la recorrió como una punzada mortal, enfriando su piel y haciendola sudar hasta exprimirle la esperanza. Buscaba y buscaba,  corría detras de fantasmas en cada palmo de la ciudad, en cada pliegue de la geografia, debajo de cada piedra en la que solo encontraba silencio y una progresiva distancia. Yo seguia jugando en esa cajita de canciones, oyendo esos cassetes que nunca me gustaron por el exceso de timbales, congas y coritos. Ahí  me encontré Buscando America, el disco de Ruben Blades con los Seis del Solar, ese de la caratula negra y las figuras azuladas de los músicos. Sonó GBDB, donde Blades cuenta la historia de un alguien que va a agarrar a otro alguien y se prepara, tranquilo, en la casa, como cualquier trabajador en disposicion a cumplir su dia de trabajo. Su trabajo era retener, hacer que la gente se perdiera entre la niebla del poder. Luego esa  otra canción: desapariciones. Yo la oía y la oía mientras mi mamá iba detras de una llamada, de un " yo creo que lo vi" que siempre resultaba en una inevitable desilusion que la iba matando por dentro. Con el tiempo mi mamá se compró un carro. Un renault 6 de color verde que la dejaba tirada en todas partes. Llegaba a la casa a las 10 de la noche, emputada y estresada a contarme que el carro se habia varado en un sitio o en otro. A veces los fines de semana nos ibamos a villeta, o mejor, cerca a villeta. Yo para esa época ya tenia corazón de torturador. Me sentaba en la parte de adelante y dejaba sonar el cassette de Blades, el unico cassette que realmente me gustaba de toda la coleccion de música de mi casa, y lo dejaba sonar sabiendo que despues de GBDB seguía una de las canciones mas devastadoras para toda una generacion que convivió con muertos y fantasmas,  hombres y mujeres que se aferraban a un sueño hasta que las manos les sangraban.

Luego a mi mama le robaron ese carro. Ahi se perdió ese pedacito de mi corazon.

Hace un par de años deambulaba por el mundo pirata de las descargas ilegales, buscando algo de salsa para poner en cualquier fiesta, el tipo de respuesta infalible cuando uno pone una cancion que baja el animo y necesita retomar la fiesta. No recuerdo com0 llegué a recordar que buscando america siempre me ha gustado, que de alguna manera cada canción de ese disco quedó impresa en mi piel como la cicatriz de algo insuperable.

Sienten como se despliega en cada nota la esperanza? yo si. Esa canción es un choque eléctrico:  

" te han desaparecido, los que temen la verdad/
envueltos entre sombras/negamos lo que es cierto/
mientras no haya justicia/jamas tendremos paz/
viviendo dictaduras/te busco y no te encuentro/
tu torturado cuerpo/no saben donde esta"

Y ahí, cuando esa estrofa termina, caigo yo, como si me desconectaran y me removieran algo en lo más profundo, como si mi papá gritara desde todas partes y apareciera en cada esquina que yo no puedo ver, pero como si estuviera, derribando muros, poniendo barricadas, hablando muy duro y tirando piedras con la rabia que le queda.

 Vuelve Blades y me dice con voz calmada, "llevo tres dias buscando a mi hermana, se llama Altagracia gual que la abuela". Como esa conversación con una amiga que un dia se levantó, se despidió de su papá sin poder saber que dos meses despúes lo iba a encontrar en un basurero, con la cabeza a varios metros del cuerpo. " que alguien me diga si ha visto a mi hijo", tiene mil nombres, es un buen muchacho " lo han detenido, no se que fuerza", el contar los nombres que ya han caido en el mas profundo olvido...

Y ahí estoy yo, a kilometros de distancia de la distancia, con el computador sobre la cama, cambiandome para caminar por estas calles extrañas pasar la tarjeta y montarme al tren. Suena el sargento garcia, contando la historia de lo que ha sido mi vida, rompiendo la paralisis de nuestro silencio, llamando a la vida a gritar. Todo para que un día, caminando por las calles de este barrio olvidado, en una tienda de cosas viejas que ya nadie quiere, aparezca el album Buscando América frente a mi, como para recuperar esa parte que se había perdido hace unos años, cuando a mi papá se lo llevaron y luego se llevaron la única manera en que invocaba su fantasma.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

digital cumbia (1)

El G, dj de zzk, parado en una esquina de la tarima del summerstage en central park. El G, con sus audifonos pioneer, deja sonar una canción de Totó, el pescador. La gente baila, se va moviendo de un lado al otro y va oyendo en la canción las lineas de una historia que ha recorrido buena parte de un país. La gente baila, Totó canta, los tambores suenan. El G no está contento. Esa cumbia no es su cumbia, esos tambores no son suyos, hay algo que se le escapa a su comprensión. El G le mete un bajo reventado, una linea que cruza por debajo de todo el sonido y que luego es acompañada por un beat que parece, o se quiere acercar, al reggaetón. 

Uproot andy, por aquí cerquita. Con un macpro se encuentra un día con cierta música del pacífico salvaje. Mas tambores, mas sonidos raros, cantos de un lugar perdido cantados por mujeres sin futuro. 


Sonidos del corazón de las tinieblas, desentrañandose en lineas de bajo para un mundo iluminado.