Day 23 – A song that you want to play at your wedding
Por culpa de este post tuveuna pesadilla. Soñé que mi mamá se casaba. De hecho, soñé que mi mamá me decía que siempre se había querido casar. En el sueño, yo la miraba con la cara con la que uno ve a su verdugo antes de morir, o cuando descubre que realmente el asesino fue el mayordomo y uno, tan dandy como es, no puede creer que ese señor, que ha trabajado toda la vida sirviendonos, haya tomado tan chocante decisión.
Así que me desperté en está paila infernal en la que se está convirtiendo esta ciudad y traté de recordar a mi mamá. Ella no se va a casar, siempre ha visto ese acto ritual como algo futil, innecesario y mentiroso. Allá ella, y claro, allá yo, que crecí con ese manifiesto anti ritual y tampoco es que me lo pueda sacar de la cabeza como quien se corta el pelo.
Además no he ido nunca a un matrimonio. Aunque sí recibí las noticias de una cancelación y las comuniqué a quienes fueron invitados pero que, curiosamente, no sabían que se había cancelado . Así es el amor burgués. Con un poco de culpa, otro poco de "y ahora que hacemos con este man" y otro tanto de "con suerte no viene", me invitaron esta vez. Claro, la suerte estará de su lado, y no estaré. Al único matrimonio que me invitan y tengo que decir que no puedo. Se lo pierden, van a necesitar quien haga mala cara, se emborrache, se empelote y grite que hay ong están robando al pueblo combativo. Ya saben...el picante que necesitan esos eventos.
Así que me desperté en está paila infernal en la que se está convirtiendo esta ciudad y traté de recordar a mi mamá. Ella no se va a casar, siempre ha visto ese acto ritual como algo futil, innecesario y mentiroso. Allá ella, y claro, allá yo, que crecí con ese manifiesto anti ritual y tampoco es que me lo pueda sacar de la cabeza como quien se corta el pelo.
Además no he ido nunca a un matrimonio. Aunque sí recibí las noticias de una cancelación y las comuniqué a quienes fueron invitados pero que, curiosamente, no sabían que se había cancelado . Así es el amor burgués. Con un poco de culpa, otro poco de "y ahora que hacemos con este man" y otro tanto de "con suerte no viene", me invitaron esta vez. Claro, la suerte estará de su lado, y no estaré. Al único matrimonio que me invitan y tengo que decir que no puedo. Se lo pierden, van a necesitar quien haga mala cara, se emborrache, se empelote y grite que hay ong están robando al pueblo combativo. Ya saben...el picante que necesitan esos eventos.
Si estuviera, antes de perder la conciencia ahogado en whisky, sacaría de la manga una canción que nadie bailaría pero que a mi me parece que lo tiene todo para ser bailada en un matricidio, de la celebración que nos convoca:
Que luego, eso si, tengan años de boleros cantados por omara portuondo, que a mi me da la impresión de que así debe sonar la vida cuando quiere ser compartida con alguien.
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