sábado, 25 de junio de 2011

para un 4 de julio.

Y uno piensa que están muertos. Se dice todos los días que están muertos porque la idea de encontrarselos vivos puede ser más horrible que la muerte. Se repite como un mantra que se afirma en lo cotidiano: ya no están, su cuerpo ya no está, yace en algún lugar...en un río, en una brigada, en la selva. Pero al menos está muerto. Despúes de tanto tiempo, por favor, que estén muertos. Regala sus cosas y se queda con unas cuantas, al tiempo inutiles y necesarias, o recuerdos nimios de la su precencia. todo porque tal vez no están muertos, porque no sabemos. Y uno rehace su vida, o recoje los pedazos de su vida y trata de rearmarlos y vivir como todo el mundo vive. Pero día cualquiera uno se levanta, hace desayuno, se baña, se viste, abre la puerta, sale a la calle...y entre el tumulto de cuerpos se hace presente la idea fugaz, escondida, diminuta, como un instante que retuerce el corazón, de que no esten muertos. De que uno de esos rostros puede que sea nuestro rostro.




No hay comentarios:

Publicar un comentario