jueves, 9 de enero de 2014

Cabañuelas, Marzo.

Cuando en Malí empezó el conflicto hace unos años y los grupos Tuareg se rebelaron otra vez buscando su independencia, Tinariwen había sido ya puesta en el mapa global de la música gracias a la colaboración que habian hecho con Tv on the radio. La guerra los encontró de gira y dos de sus integrantes quedaron atrapados entre las balas. La cosa no era tan sencilla, pues a pesar de las expectativas pacifistas de buena parte del mundo musical que los arropaba por esos días, los músicos de Tinariwen no solo apoyaban la lucha armada, sino que son parte activa de ella. Los Tuareg metieron la pata más de una vez en su proceso de independencia y terminaron arrinconados militar y políticamente por los grupos con los que se habían aliado por cuestiones tácticas. Tariq Alí, en algún libro que compiló, recoge una canción de Tinariwen como uno de los mejores ejemplos de homenajes a a la rebelión armada. La música del desierto de Mali no solo evoca el desierto, ni es solamente una conexión con el blues gringo, es una cierta evocación a la insurrección, en ocasiones, a una manera de llevarla que a veces no se detiene ante la vida, pero que curiosamente se define solo a traves de ella y solo por la liberación de la potencia vital. A terakaft los vi un tiempo despues, en un sitio más pequeño donde curiosamente alguna vez puse música en una fiesta para artistas. Sus miembros hicieron parte de Tinariwen y son parte de la misma historia como del mismo sonido. En concierto, sin embargo, suenan un poquito más pop, a veces con mayor distorsión. Por esa razón, creo, a veces se oyen más cercanos. Sin embargo, Terakaft no son menos radicales y mantienen su compromiso con un montón de cosas que en Colombia consideramos ahora mismo profundamente problemáticas. Marzo,como la reafirmación del compromiso con lo que aún no existe y por lo que se ha ido la vida que sí existe.

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